jueves, octubre 05, 2006

Día del docente

Para celebrar el Día del docente, nada como recordar las sabias palabras de Quintiliano. ¿Utopía o Realidad?
Los deberes de los profesores y los alumnos

- Deberes del profesor (Quintiliano, Institutiones Oratoriae, 2, 2, 4-8)

"Asuma ante todo un espíritu de padre con respecto a sus alumnos, y piense que está en el lugar de aquellos que le han confiado a sus hijos. No tenga él vicios, ni los tole­re. No sea desagradable su actitud austera, no sea excesiva su familiaridad; no vaya a ser que nazca de la una odio y de la otra desprecio. Hable mucho de honesti­dad y bondad, pues cuantos más avisos dé, menos castiga­rá. No se deje llevar nunca por la ira, pero tampoco deje pasar lo que debe corre­girse. Sea sencillo en su enseñan­za, sufridor del trabajo, esté siempre cercano, pero no en exceso. Responda gustoso a los que le preguntan, a los que no le preguntan, pregúnteles de repente. En las ala­banzas de las exposiciones de sus alumnos no sea tacaño, pero tampoco exagerado, porque lo uno provoca disgusto con respecto al trabajo, lo otro autosufi­ciencia. Al corregir lo que debe, no sea duro, y mucho menos, amena­zador, pues a muchos les aleja del propósito de estudiar el que algunos les repriman como si les odiasen. Diga alguna vez, es más, muchas, y diariamente, cosas que sus oyentes guarden consigo. Aunque proporcione bastantes ejemplos sacados de la lección para su imitación, sin embar­go, según se dice, la viva voz alimenta mucho más, y, sobre todo, la del maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto como veneran. No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a quie­nes amamos".

- Deberes de los alumnos (Quintiliano, Institutiones Oratoriae, 2, 9, 1-3)

"Después de hablar bastante de los deberes de los maes­tros, a los discípulos, entretanto, sólo les reco­miendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres, no física­mente hablan­do, sino en el plano intelectual.
Este deber hacia el maestro ayudará mucho al estu­dio, pues los escucharán mejor y creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente ven­drán contentos y entusiasmados a las reuniones de las escuelas, no se enfadarán cuando se les corrija, se ale­grarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos. Pues así como el deber de aquellos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse dóci­les. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra. Y así como el hombre nace de la unión de uno y otro proge­nitor, y en vano se esparce la semilla si no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del que recibe".

Actividades sugeridas
- ¿Cuál es tu opinión respecto a los dos textos que acabas de leer? ¿Qué crees que hay de actualidad en los mismos? ¿Firmarías algunas de las afirmaciones de Quintiliano? ¿Cuáles?
- Realiza a manera de decálogo las condiciones ideales que consideras para un entendimiento entre profesor de alumno. Incluye alguna de las aportadas por Quintiliano si lo consideras oportuno.

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